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¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

¿Estamos a salvo de la manipulación mediática? ¿Hasta que punto la simplificación de los mensajes acaba deformando la realidad?

Viñeta de El Roto del 3 de enero de 2015.

El sistema humano de lenguaje y su capacidad para crear realidades inexistentes, ficciones, es sin duda la herramienta que ha permitido al homo sapiens conquistar y dominar la Tierra. Conceptos que creemos pero que no existen salvo en las historias que nos contamos, como el dinero, las naciones, los dioses o los derechos humanos, son los que dan cohesión a las sociedades humanas. Nuestro lenguaje ha sido capaz, por ejemplo, de convencer en otra época a miles de personas para llevar a cabo la construcción de una catedral con la promesa de premios en otra vida. Como dice el historiador y escritor israelí Yuval Noah Harari;


«No sería posible convencer a un grupo de simios de que se organicen y lleven a cabo algo en grupo simplemente diciéndoles que en la otra vida gozarán de interminables plátanos. Ningún simio moverá un dedo. Pero los humanos si» (Yuval Noah Harari, De Animales a Dioses: Una breve historia de la humanidad. DEBATE. 2015)


Esto se repite en el mundo de la economía, con el dinero. Los humanos podemos viajar a otra parte del globo con pedazos de papel y plástico, y los extraños de ese lugar los aceptarán porque creen en la misma ficción.


Donde parece recaer más importante el uso del lenguaje es en la disputa política. Las diferentes ideologías políticas y económicas marcaron el desarrollo de los acontecimientos y los conflictos del pasado siglo XX. Esto sólo se explica mediante la capacidad del lenguaje de transformar arbitrarias luchas económicas y políticas, en verdades objetivas o hechos naturales.


Hoy día, podemos observar un claro ejemplo de perversión del lenguaje en el discurso político del nacionalismo catalán. Palabras como pueblo, democracia, gente o patria son usadas para generar sentimientos de agravio, unidad, orgullo… A ojos de los nacionalistas, su ideología implicaría una toma de conciencia de la verdadera naturaleza profunda e inmutable de su identidad colectiva. Algo que se parece bastante a la vivencia subjetiva de los principios de una religión revelada.


Ejemplo de «adaptación» al medio.

Los movimientos populistas tampoco se libran. Como bien explica José García Domínguez en su artículo Un fantasma recorre España , podemos encontrar tres elementos comunes en cualquier populismo. Por un lado, la idealización del pueblo siempre sin culpa. Por otro, la relación directa entre el líder y las masas y por último, un esfuerzo permanente para deslegitimar las instituciones propias de la democracia liberal, que ellos identifican como fuente de todos los problemas del pueblo.


La revolución mediática de los últimos años ha colocado a la televisión como el verdadero “moldeador” de la opinión pública. Las características específicas del medio han propiciado que los mensajes sean más simples y directos, dejando un terreno abonado para los “predicadores políticos”. La verdad y la salvación nos ha sido anunciada en diferentes ideologías políticas y vistos sus resultados haríamos bien en aceptar que el mundo va a seguir siendo un lugar complejo y peligroso, así que, !sálvese quien pueda!

BMP.


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